“No vemos las cosas como son,
sino como somos”
ANAÍS NIN

“En el arte, la materia se hace expresiva [...] es un montaje de piezas determinado no por algún código o territorio pre-establecido [...] sino por unas experimentaciones del deseo que constituyen un llegar a ser". Por basarse en el deseo, que se realiza a través de las relaciones, este tipo de arte constituye "una ética del encuentro" abierta a lo heterogéneo, y que requiere una respuesta afectiva --es decir, la capacidad de ser afectado/cambiado.
DELEUZE Y GUATTARI (parafraseados por JO LABANYI)

“No sabemos nada de un cuerpo hasta que no descubrimos qué es lo que puede hacer, en otras palabras, cuáles son los afectos que puede producir, cómo éstos pueden entrar en composición con otros afectos, con los afectos de otros cuerpos, sea para destruir a ese cuerpo o para ser destruido por él; sea para intercambiar acciones y pasiones o para unírsele para componer otro cuerpo más poderoso”.
DELEUZE Y GUATTARI (traducción propia:"Affects", afecto, jugando con el doble significado en inglés de la palabra: cariño y resultado del verbo afectar)

GRACIAS A LA VIDA


Es en el ámbito de los símbolos, mitos y creencias que el hombre alcanza su realización plena a través de los tiempos. El hombre insiste en construir un imaginario inmutable y atemporal que constituya el territorio firme que lo contenga y le dé continuidad. Es la vigencia entre este imaginario y la realidad la que le da al hombre identidad y por lo tanto existencia. Desde sus orígenes la humanidad es consciente de ello, e, inventa ritos y rituales, como una forma de revalidar en cada momento esta vigencia, esta correspondencia entre espiritualidad y materia, entre realidad y sueños. Sólo así el hombre se sabe “uno” a lo largo del tiempo, y, el presente es capaz de leer el pasado y avizorar un futuro.

Así como el hombre y la vida, donde el cuerpo y el alma, la mente y el corazón, el éxito y el fracaso, el amor y el desamor, le dan sentido y existencia; el tejido es el resultado de la contraposición de fuerzas: la vertical y la horizontal, la urdimbre y la trama. En el mundo andino, la textilería, antes que con la vestimenta, estuvo relacionada con lo mágico y religioso. El tejido funcionaba como ofrenda en la que su valor intrínseco estaba dado por el proceso mismo de transformación al que era sometido. Proceso que al convertir la materia, transforma a aquel que la convierte. “Estos diseños no articulan oraciones. Son a modo de notas de una melodía. Aluden al tiempo en que fueron realizados. A la condición del propietario, si es soltero o casado. A la propiedad, a los animales, a los frutos del campo, etc.”[1] El tejido, una actividad eminentemente femenina a través de la historia, también lo era en el mundo andino pero sólo en su ejecución. El diseño y la simbología a emplear eran definidos por los hombres, por el brujo o chamán. Chancay (900 – 1500 d.C.), cultura precolombina localizada en los valles de los ríos Chancay, Chillón, Rímac y Lurín, en la costa norte y centro del Perú, aportó a la textilería precolombina las gasas y los encajes.

Mi objetivo específico es realizar un tejido que establezca un puente entre lo que fui y lo que soy, que marque el momento actual que estoy viviendo. Se lo ofrezco a la vida, a mis hijos, a mis padres, a mi familia, a mis amigos, a mi país, por darme la oportunidad de permitirme, por fin, intentar unir lo que soy con lo que quiero ser.

En mi vida personal, trabajar con vidrio significa un proceso de reconciliación conmigo misma. Vivo sola con mis dos hijos desde que tengo 25 años de edad. Desde entonces y por un largo tiempo, como madre sola, puse por delante su crecimiento material y emocional. No me quejo ni me arrepiento. Fue mi decisión. Pero esto significó dejar de lado mis aspiraciones personales y mis planes hacia el futuro. Me dividí en dos, la mujer que era y la mujer que quería ser. Ahora mis hijos son dos maravillosos adultos jóvenes que están empezando a construir su propia vida, dejando sus singulares huellas en el mundo. Mi ingreso a la Escuela Nacional de Bellas Artes es consecuencia de mi decisión de dedicarme por entero al arte y, finalmente, intentar llegar a ser “una”. Este es el momento que estoy viviendo.

Diseñar y ejecutar “mi” tejido, es reafirmar mi condición de mujer, hoy. Tomo para mí, mi derecho a definir mi propio destino, afirmando mi femineidad. Diseñar y ejecutar “mi” tejido tomando como referencia los encajes de la cultura Chancay, es reafirmar mi condición y compromiso como peruana y limeña; es una alusión al poder mágico del alma sobre la materia. Es afirmar, a través de la transparencia de estos tejidos, mi espiritualidad y mis ganas de “ser”, donde el verdadero por qué de los hechos y de las cosas escapa a la razón y al análisis intelectual. Simplemente son y no se explican. Diseñar y ejecutar “mi” tejido en vidrio y materiales sintéticos principalmente, es afirmar mi contemporaneidad con el siglo en que vivo.

La forma irregular de la obra se asemeja a un “retazo” de tejido, algo inconcluso, sin comienzo ni final definidos, remarcando la idea de continuidad del momento de vida que quiere marcar. En el mundo andino, la figura del cuadrado representa al cosmos, al espacio, al “Pacha”. Sus vértices dentro de la retícula conforman la cruz cuadrada, el “Tawa”, que simboliza la síntesis del espacio y tiempo, la condición dual del Pacha que es a su vez el espacio, la creación, la materia (Pachamama), y el orden de las cosas, el espíritu, el tiempo (Pachacutec). La retícula cuadrada, a diferentes escalas, desde la más pequeña, en la estructura de la gasa quirúrgica, hasta la más grande, en la unión de las rejillas con las cintas satinadas, señala la vigencia de esta unidad en las diferentes dimensiones de la vida humana. La superposición y la yuxtaposición de retículas aluden al proceso de construcción de la vida misma, donde la materia y el espíritu, la tradición y la modernidad, la ciencia y la religión, se entrelazan para hacer posible lo que somos. Su ubicación en diagonal las muestra en movimiento señalando el carácter dialéctico del proceso. Las imágenes impresas son como los pasajes en nuestra memoria: algo difusas, unas más que otras, en trozos de tela como los recuerdos. El efecto de lupa que ejerce el vidrio sobre las imágenes y la tela reflejan el poder que tiene el espíritu sobre la materia, la engrandece, le da trascendencia. La combinación del vidrio con materiales sintéticos y naturales, y, la mezcla de técnicas modernas y tradicionales reafirman mi contemporaneidad con el siglo en que vivo sin negar mi vinculación con el pasado.

Esta obra fue finalista en el “Concurso de Arte en Vidrio 2004”, dentro de la categoría de “Arte Contemporáneo en Vidrio”, organizado por el Museo del Vidrio (Monterrey, Méjico). Actualmente forma parte de la colección permanente del mismo museo.




[1] JIMENEZ BORJA, Arturo. “Textilería Peruana” en Tejidos Milenarios del Perú. AFP Integra, Lima , 1999, p.22

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