“No vemos las cosas como son,
sino como somos”
ANAÍS NIN

“En el arte, la materia se hace expresiva [...] es un montaje de piezas determinado no por algún código o territorio pre-establecido [...] sino por unas experimentaciones del deseo que constituyen un llegar a ser". Por basarse en el deseo, que se realiza a través de las relaciones, este tipo de arte constituye "una ética del encuentro" abierta a lo heterogéneo, y que requiere una respuesta afectiva --es decir, la capacidad de ser afectado/cambiado.
DELEUZE Y GUATTARI (parafraseados por JO LABANYI)

“No sabemos nada de un cuerpo hasta que no descubrimos qué es lo que puede hacer, en otras palabras, cuáles son los afectos que puede producir, cómo éstos pueden entrar en composición con otros afectos, con los afectos de otros cuerpos, sea para destruir a ese cuerpo o para ser destruido por él; sea para intercambiar acciones y pasiones o para unírsele para componer otro cuerpo más poderoso”.
DELEUZE Y GUATTARI (traducción propia:"Affects", afecto, jugando con el doble significado en inglés de la palabra: cariño y resultado del verbo afectar)

ÁRBOL DE LA VIDA

"Árbol de la Vida"
1,80 m. X 0,75 m.
Técnica de la cinta de cobre
2014


CONFESIONES DE UN ÁRBOL
(Del Poeta peruano Carlos Garrido Chalén)


Antes de ser un hombre.
Yo he sido un árbol bueno
sobre cuyas ramas creció por temporadas
La tarde con sus sombras.
En aquel entonces tenía mis propios tallos
y mis propias raíces
y servía de parque a los jilgueros.
Y no me molestaba cuando los enamorados
encorazonaban mi corteza
para cruzar con flechas sus sueños
en los míos.

Era un árbol firme.
Y nada me importaba más que ver mis frutos
venciendo el hambre de los niños;
No recogía uvas de los espinos
ni higos de los abrojos.
Tenía un alma vegetal inmensamente sensitiva.
Y eso lo sabían los grillos que orquestaban
mis fiestas coloquiales.

Era yo árbol para todos. Tronco vegetal
callado y majestuoso.
Pero sobre mi savia crecieron mis viejas ilusiones
y mis iras.
Y me elevé al infinito irrigado por el llanto
del mismo firmamento
y resistí estoico las ingratitudes del clima
y sus tertulias.

Era yo un árbol con ganas de ser árbol!
Mi idioma era el idioma que hablaban en secreto los geranios
y yo era para ellos como un hermano grande
rodeado de eucaliptos y gardenias.
No sé si he sido un roble o acaso un guayacán de verdes hojas.
Sólo sé que cuando yo era un árbol
servía de sombrilla a las calandrias.

Hube que conocer entonces muchas cosas.
Y a veces sentía ganas de levantar mis raíces
y echarme a volar con las gaviotas
y como era silvestre me atraía la magia de los campos
y me gustaba compartir mis soledades con la tarde.
No me van a creer, pero yo, antes de convertirme en transeúnte
-siendo un árbol silente y majestuoso- tenía el corazón de un ser humano.



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